Los problemas internos del PLD no deben ser llevados al Tribunal Superior Electoral ni al Tribunal Constitucional. Deben ser dirimidos por los organismos, en este caso, en el Comité Central, y sobre todo, para que estemos claros, en el Comité Político. Quién recurre, o manda a un subalterno, a esos tribunales extra partido es porque se siente débil en esos estamentos. Pero ha de saber que esos pasos son mal vistos por la dirigencia y militancia. Pueden ser legales, y lo son, pero se hacen para torpedear decisiones partidarias ya adoptadas. El que quiera ser candidato lo que debe hacer es trabajar para crecer, pero no ponerse de espalda al partido que pretende que lo elija. He visto un grupo de aspirantes a la Presidencia unidos para torpedear algunas decisiones, pero en el fondo, lo que hay es esto: saben que Francisco Javier García tomó la delantera en esta carrera. Este madrugó al trabajo y ahora no encuentran que hacer con él. Quieren retrasar el proceso lo más que se pueda, creyendo que así podrían, tal vez, revertir la correlación de fuerza. Pero no porque la escogencia sea legal o ilegal, sino porque no se sienten en condiciones ahora de competir con él, que ya prácticamente se ha posicionado, producto del trabajo, como el virtual candidato del PLD.
Ese grupo, a mi modesto juicio, tiene dos alternativas: o reconoce desde ya la superioridad en términos de fuerza interna de la candidatura de Francisco Javier García y pactan sumarse a ella temprano, y así evitan muchos inconvenientes internos, o eligen entre ellos, un candidato para enfrentarsele. Yo, que conozco el PLD como las palmas de mis manos, aseguro, que no importa la fecha, no importa si es este 8 de junio, o si el 8 de julio del 2026 o del 2027, el resultado será el mismo que se ve y se percibe ahora. Sí, no importa, y no importa, porque mientras hay unos que están metidos en diatribas y chismes y llevando los problemas internos a las altas cortes, hay uno visitando y conversando con los que llevan los votos en una convención. Uno creciendo y otros estáticos, como un barco encallado, por no decir como un barco sin brújula, que va a la deriva. No es un asunto de fechas, es un asunto de elegir un candidato y trabajar; un candidato que esté dispuesto a abandonar su zona de confort y mojarse el fundillo. Un candidato que ponga sus intereses personales por debajo de los intereses de la organización.