Por: Pedro René Almonte M.
Lo primero que debe esperarse a toda acción que se lleva a cabo, es una reacción con la misma fuerza o magnitud en sentido opuesto. Esto lo dice la tercera ley de Newton, dicha tesis se puede equiparar a todo ámbito de la vida, no sólo en la física. El atentado del que fuera víctima el pasado sábado, el senador colombiano Miguel Uribe Turbay, pudiera ser producto de la crispación y la tensión que vive la Colombia de hoy, en manos de Gustavo Petro, quien se convirtió en el primer Presidente colombiano de izquierda, para desgracia del pueblo colombiano.
Según, las informaciones que han ido saliendo, el autor material del atentado contra Uribe Turbay, es un menor de 14 años. ¿Pero quienes de manera intelectual estarían detrás de esto?… la primera pregunta que se hacen los investigadores es: ¿a quién beneficia el crimen? A todas luces y sin ningún animo de buscar culpables, esto beneficia a sus competidores a lo interno del Partido Centro Democrático, por la candidatura presidencial por dicho partido, del cual él era puntero según las últimas encuestas; pero también con este hecho, el oficialismo quita del medio al más acérrimo opositor de la reforma laboral, que intentó sacar adelante Gustavo Petro en dos ocasiones, y que fue derrotado en el congreso. Por esto, Gustavo Petro tiene pensado hacer una consulta popular por decreto presidencial, para que sea “el pueblo de Colombia” quien rechace o apruebe dicha reforma. Lo que si pasaría con esto es que Petro se llevaría de encuentro la constitución de Colombia y la separación de los poderes del Estado.
En tal sentido, la retórica violenta que ha usado el Presidente Gustavo Petro contra sus opositores, parece haber germinado en algunos cerebros descabellados que han pensado solucionar el problema de la manera más atroz posible.
Miguel Uribe Turbay, lleva consigo un pasado digno de hacer mención. Es nieto del ex presidente colombiano Julio Turbay y es hijo de Diana Turbay, periodista secuestrada y asesinada por Pablo Escobar.
El reciente hecho perpetrado en Bogotá, nos hace tristemente recordar el Bogotazo con el asesinato de Gaitán, a Luis Carlos Galán y a Jaramillo. ¡Aquella Colombia violenta de los 80 y los 90 no puede volver! ¡Fuera Petro!