Santo Domingo, República Dominicana – Este jueves se cumple un mes de la trágica explosión en la discoteca Jet Set, donde perdieron la vida 233 personas, incluyendo al exbeisbolista Octavio Dotel.
En medio del duelo, su viuda, Massiel Javier de Dotel, compartió sus primeras declaraciones públicas sobre la pérdida de su esposo, con quien construyó una familia y una vida llena de complicidad, amor y cotidianidad.
Un amor que persiste en la ausencia
Massiel ha encontrado formas de mantener viva la memoria de Octavio en su día a día. “Elijo el café que le gustaba. No por rutina, sino por memoria. Por amor”, expresó con emotiva sencillez.
La viuda de Dotel reconoce que ha sido un proceso difícil, especialmente para sus tres hijos, quienes han tenido que enfrentar la ausencia de su padre. “Octavio era un padre muy presente, muy divertido, muy amigo. Era como el niño grande de la casa”, recordó.
El duelo y la resiliencia
Para sobrellevar el dolor, Massiel ha recurrido a ayuda profesional, tanto para ella como para sus hijos. “Cargar sola con tanto no es humano. No es posible”, confesó.
Sin embargo, lo que les ha permitido sobrellevar la ausencia ha sido recordarlo en cada gesto cotidiano. “Si hacemos cualquier cosa, decimos: ‘esto a papi le gustaba’, o ‘vamos a comernos esto porque a papi le encantaba’. Esa es nuestra forma de que él nunca muera en nuestro diario vivir”, explicó.
Un legado que trasciende
Octavio Dotel no solo dejó huella en el béisbol, sino también en su hogar, como esposo, padre y compañero de vida.
Massiel concluyó con una reflexión cargada de esperanza: “El dolor y la tristeza siempre van a estar. No negar el dolor es parte del duelo. Hay que vivirlo para poder ir sanando. Nunca se irá, pero sé que con el tiempo lo vamos a recordar sin ponernos tristes. Todo lo contrario: recordarlo felices”.