Por: Amanda Morel.
A menudo, se piensa que la comunicación social es un trabajo que cualquiera puede hacer. Sin embargo, quienes nos hemos formado en esta disciplina sabemos que, lejos de ser simple, es una profesión que requiere conocimientos, técnica y experiencia.
Tuve el privilegio de aprender de grandes maestros. Trabajé con Nuria Piera, y el extinto Juan Alfonseca corrigió mis tareas, aportando su invaluable conocimiento. A través de esta formación, entendí que la comunicación no es solo transmitir un mensaje, sino construir estrategias, generar impacto y conectar con la audiencia de manera efectiva.
Sin una conducción adecuada, una conferencia magistral puede pasar desapercibida. Sin asesores de comunicación, los presidentes perderían control sobre su imagen pública. Sin relacionistas públicos, las marcas carecerían de dirección en su mensaje. La comunicación es un pilar fundamental en todos los ámbitos, y su ausencia puede comprometer el éxito de cualquier proyecto.
Por eso, debemos respetar todas las profesiones. Cada área requiere años de estudio y práctica, y menospreciar una disciplina es desconocer el esfuerzo y el conocimiento que conlleva. Como bien dijo Anthony Robbins: “La forma en que nos comunicamos con otros y con nosotros mismos, determina la calidad de nuestras vidas.”
La comunicación no es un lujo, sino una necesidad. Y su valor merece ser reconocido.