Santo Domingo, R.D. – En sus 93 años de historia, la cédula dominicana ha transitado desde la cartulina y la máquina de escribir hasta el policarbonato con biometría avanzada, reflejando no solo el progreso tecnológico del país, sino también su evolución democrática y ciudadana.
Desde su creación en 1931 y emisión oficial en 1932, este documento ha sido testigo de transformaciones clave: desde el uso obligatorio impuesto por el régimen de Trujillo, hasta la conquista del derecho al voto por parte de las mujeres en 1940. En las elecciones posteriores al tiranicidio, la perforación de la cédula se convirtió en evidencia física del ejercicio del sufragio.
En 1992, la Junta Central Electoral asumió la expedición del documento, fusionando el registro civil y electoral. A partir de entonces, se establecieron plazos de vigencia, se modernizó el formato y se incorporaron medidas de seguridad progresivas.
La versión actual, vigente desde 2015, incluye biometría facial, firma digitalizada, impresión ultravioleta y 23 medidas de seguridad. En 2026, se lanzará una nueva cédula fabricada en policarbonato, con chip electrónico, versión digital opcional y al menos diez medidas de seguridad avanzada.
“La cédula ya no es solo un documento de identidad, sino un componente estratégico de soberanía y seguridad nacional”, destacan autoridades de la JCE.
El nuevo documento será gratuito y beneficiará a más de 9.4 millones de ciudadanos, consolidando un salto tecnológico sin precedentes en la historia de la identidad dominicana.
