La temperatura del océano Atlántico ha disminuido un 2% en comparación con mayo del año pasado, lo que podría influir en la formación de fenómenos atmosféricos durante la próxima temporada de huracanes.
Expertos en meteorología han ajustado sus pronósticos para este año, estimando la formación de 17 tormentas con nombre, de las cuales nueve podrían convertirse en huracanes. Sin embargo, la reducción de la temperatura del mar podría limitar el desarrollo de estos sistemas, ya que el calor oceánico es el principal combustible para que un huracán alcance su máximo potencial.
Si la tendencia de enfriamiento continúa, la temporada de huracanes podría estar por debajo del promedio, que suele ser de 14 tormentas con nombre. La actividad ciclónica en el Atlántico y el Golfo de México se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre, con los meses de agosto y septiembre como los más intensos.
Los huracanes suelen originarse a partir de ondas tropicales provenientes del Desierto del Sahara, que viajan por el Atlántico hasta el Archipiélago de las Antillas, donde pueden seguir su trayectoria hacia el Caribe o la costa de Florida. También pueden formarse en el suroeste del Mar Caribe, aprovechando el viento cálido procedente de Sudamérica
