La reunión que celebraron hoy los presidentes de China y Estados Unidos, Xi Jinping y Donald Trump, parece garantizar una calma relativa y temporal en los turbulentos lazos bilaterales pero no resuelve las tensiones subyacentes que dividieron a ambas potencias, según analistas.
En un informe publicado tras el encuentro, Julian Evans-Pritchard, analista de la consultora británica Capital Economics, asegura que la reducción de aranceles -Trump avanzó que bajará del 20 % al 10 % los impuestos en represalia por el tráfico de fentanilo- "no tendrá un gran impacto" ya que no había afectado tanto a los exportadores del país asiático.
En su opinión, eliminar la "amenaza inmediata" de fuertes subidas de aranceles reduce los riesgos para las perspectivas económicas a corto plazo, pero, en cualquier caso, "las brechas subyacentes que dividen a China y EE. UU. siguen sin resolverse, y las tensiones podrían volver a explotar de nuevo".
Anna Wu, analista de Van Eck Associates, indicó en declaraciones a Bloomberg que los mercados ven el encuentro de este jueves "como una tregua táctica más que como un acuerdo a largo plazo", lo que significaría que las perspectivas seguirán marcadas por la "volatilidad" en el medio plazo.
