El gobierno de Estados Unidos ordenó al Pentágono y a las agencias de inteligencia que intensifiquen el uso de la inteligencia artificial para fomentar la seguridad nacional, en la primera estrategia de este tipo para contrarrestar amenazas de potencias rivales como China.
El nuevo Memorándum de Seguridad Nacional, que llega un año después de que el presidente Joe Biden emitiera una orden ejecutiva sobre la regulación de la IA, busca enhebrar la aguja entre el uso de la tecnología para contrarrestar sus aplicaciones militares por los adversarios y la creación de salvaguardias para defender los derechos civiles, dijeron funcionarios.
"Se trata de la primera estrategia de nuestro país para aprovechar el poder y gestionar los riesgos de la IA con el fin de mejorar nuestra seguridad nacional", declaró Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional, en un discurso pronunciado en la Universidad de Defensa Nacional de Washington.
"Tenemos que ser más rápidos en el despliegue de la IA (…) que nuestros rivales, (que) están en una búsqueda persistente para adelantarse a nuestras capacidades militares y de inteligencia".
Estados Unidos busca desarrollar aplicaciones de seguridad nacional de la IA en áreas como la ciberseguridad y la contrainteligencia en un esfuerzo por frenar el riesgo de una "sorpresa estratégica" de parte de potencias rivales, dijo a la prensa un alto funcionario de la administración Biden.
"Países como China reconocen oportunidades similares para modernizar y revolucionar sus propias capacidades militares y de inteligencia", comentó. "Es especialmente imperativo que aceleremos la adopción y el uso por parte de nuestra comunidad de seguridad nacional de capacidades de IA de vanguardia para mantener nuestra ventaja competitiva".
En octubre de 2023, Biden ordenó al Consejo de Seguridad Nacional y al jefe de gabinete de la Casa Blanca que elaboraran el memorando al tiempo que promulgaba una orden ejecutiva que apunta a que Estados Unidos "lidere" los esfuerzos mundiales para gestionar los riesgos de la IA.
La orden, que la Casa Blanca calificó de "histórica", disponía que las agencias federales establezcan nuevas normas de seguridad para los sistemas de IA y que los desarrolladores compartan con el gobierno los resultados de sus pruebas de seguridad y otra información crítica.