Santo Domingo. En República Dominicana, la prisión no está cumpliendo su propósito de rehabilitación. En lugar de reparar, está rompiendo. Así lo afirman expertos como los sociólogos Domingo Matías y Carlos Andújar, quienes denuncian que el sistema penitenciario se ha convertido en una “escuela del delito”, donde el hacinamiento, el estigma social y la falta de oportunidades perpetúan la reincidencia.
Domingo Matías señala que tras cumplir condena, los exreclusos enfrentan un rechazo social que les impide acceder al mercado laboral formal. Sin redes de apoyo ni empleo, muchos regresan a la economía informal o incluso a actividades ilegales. “Las cárceles no rehabilitan, enseñan a delinquir”, afirma, destacando que los vínculos familiares y comunitarios se deterioran durante el encierro.
Carlos Andújar complementa esta visión al hablar de una “cultura del delito”, donde la delincuencia se convierte en estilo de vida. Vincula este fenómeno con la “cultura de la pobreza”, en la que la marginalidad se normaliza como forma de existencia.
Ambos expertos coinciden en que la solución no está en castigos más severos, sino en programas educativos, de salud mental y de reinserción social que dignifiquen al individuo. “No se puede hablar de rehabilitación sin garantizar derechos, empleo y educación”, concluyen.
