Por el Dr. Fabio López, Ciudadano Consciente:
En toda sociedad surgen dos tipos de personajes: los gigantes, que avanzan con dignidad, cargando sobre sus hombros el progreso colectivo; y los enanos, que se agazapan en la sombra, alimentados por la envidia, la mentira y la codicia. Este artículo tiene como propósito dejar clara esa diferencia, tomando como símbolo vivo de gigante al Ingeniero Milton Morrison, y como reflejo del enano, a quienes hoy lo atacan sin causa ni verdad.
El enano no construye: usurpa. No lidera: se impone por el miedo o la manipulación. Este enano, en específico, se ha dedicado a difamar al Ing. Morrison mientras por detrás se roba el sudor ajeno, organiza instituciones con fachada de lucha social, pero no reparte ni un gramo de beneficio con sus congéneres. Se aprovecha de causas nobles para llenarse los bolsillos y manipular a quienes creen en él. Vive en el lodo, porque en la luz no tiene lugar.
El gigante, en cambio, no necesita gritar: su ejemplo habla más fuerte que cualquier discurso. El Ing. Milton Morrison ha demostrado con hechos que se puede servir al país sin robar, que se puede liderar sin abusar, y que la transparencia es posible en la vida pública. Todo lo que hace, lo hace a la luz del sol. Su gestión es clara, su vocación es firme y su entrega al desarrollo social de la República Dominicana es innegable.
Los ataques contra Milton Morrison no son nuevos ni originales. Son reacciones desesperadas de quienes no pueden igualarlo, de los que ven amenazadas sus trampas y privilegios por un hombre que camina derecho. Pero la historia es clara: los enanos no pueden detener a un gigante.
El pueblo necesita recordar quién es quién. Mientras el enano grita y arrebata, el gigante trabaja, construye y avanza. Hoy más que nunca, apoyamos al Ing. Milton Morrison no por palabras, sino por su ejemplo.
Porque los gigantes no responden a gritos: responden con altura.